EI NEWS #10

¿Cómo procesa el cerebro la información que brindan los sellos frontales en los alimentos?

#DATOS

7 países de América Latina ya cuentan con legislación obligatoria de etiquetado frontal de alimentos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela.

En 3 países (México, Perú y Uruguay), al menos, se registra un aumento del consumo de alimentos saludables y una disminución de los no saludables.

El 93% de las personas consultadas en una encuesta realizada en Chile declara entender la información que aportan los sellos.

Fuente: ’Qué pasó en otros países de América Latina donde ya rigen leyes
de etiquetado frontal de alimentos’,
Chequeado

 

 

#DATOS

7 países de América Latina ya cuentan con legislación obligatoria de etiquetado frontal de alimentos: Argentina, Brasil, Chile, Colombia, Perú, Uruguay y Venezuela.

En 3 países (México, Perú y Uruguay), al menos, se registra un aumento del consumo de alimentos saludables y una disminución de los no saludables.

El 93% de las personas consultadas en una encuesta realizada en Chile declara entender la información que aportan los sellos.

Fuente: ’Qué pasó en otros países de América Latina donde ya rigen leyes
de etiquetado frontal de alimentos’, Chequeado

 

Para lograr que el cerebro procese mejor la información de un sello de advertencia en alimentos es crucial combinar la simplicidad con la relevancia.

#voces

Marita Abraham, Directora académica de las Certificaciones in company en Liderazgo y Neuroliderazgo. Conferencista internacional. Autora del libro Gestión del Optimismo.

 

La información nutricional busca destacarse entre las tentaciones alimenticias. Los sellos frontales de advertencia han surgido como una herramienta poderosa, que guía a los consumidores hacia elecciones más saludables. En América Latina su implementación está produciendo cambios notables en los patrones de compra y, por tanto, en los hábitos alimentarios.
Según un estudio realizado en Chile en 2018, desde la incorporación de las etiquetas frontales en el año 2016, la compra de bebidas azucaradas disminuyó un 25% y la de cereales un 9%. También demostró que la gran mayoría de las personas consultadas (madres de niños y de adolescentes) afirmó que comprende la información que brindan estos sellos. Entonces vale la pena indagar, ¿cómo es posible que el cerebro, en su eterna búsqueda de gratificación, se detenga para procesar esta información? La respuesta puede residir en la percepción del riesgo. Estos sellos actúan como señales de advertencia y alertan al cerebro sobre posibles peligros asociados al consumo excesivo de azúcares y grasas.
En Perú, se aplicó un “Semáforo nutricional” que también provocó cambios positivos en las elecciones de compra y un considerable aumento de la popularidad de los alimentos saludables. Aquí, el cerebro responde a la simplicidad visual del semáforo, un código de colores fácil de interpretar, que informa rápidamente sobre la calidad nutricional.
Uruguay es otro caso de éxito, allí a través de los sellos frontales se logró una reducción en la intención de compra de productos no saludables. Ello demuestra cómo el cerebro utiliza la información que recibe para modificar intenciones y comportamientos. Es decir, se adapta y ajusta su conducta a medida que se le presenta información que resalta los aspectos perjudiciales de ciertos alimentos.
Para lograr que el cerebro procese mejor la información de un sello de advertencia en alimentos es crucial combinar la simplicidad con la relevancia. Diseñar sellos visuales con colores llamativos y formas distintivas puede captar la atención de manera efectiva, mientras que la inclusión de símbolos universales, como un signo de exclamación, permite indicar con claridad el riesgo que comportan algunos alimentos. Además, proporcionar información breve, pero esencial —como la cantidad de azúcares o grasas saturadas— en un formato fácil de leer, puede favorecer la interpretación.
Como vemos, la implementación de estrategias relacionadas con el etiquetado frontal de alimentos —en cualquiera de sus variantes— no puede sustentarse solo en estadísticas, sino que debe tener en cuenta cómo reaccionan las personas ante las advertencias nutricionales y la forma en que estas se presentan. Este conocimiento favorecerá el diseño de leyes y medidas más efectivas y relevantes, que favorezcan decisiones de compra informadas y, en especial, más saludables.

Es necesario tomar en cuenta a los sellos frontales como un elemento más de un proceso amplio y a largo plazo relacionado con la transformación gradual de las personas hacia hábitos más saludables.

#voces

Federico Fros Campelo, coordinador académico de la Certificación Avanzada en Behavioral Sciences.

En Argentina —según encuestas realizadas por Kantar entre enero y abril de 2023— los sellos frontales de advertencia en alimentos, durante un lapso inicial, generaron un impacto emocional negativo en muchos consumidores, en particular frente a sus marcas preferidas o ante alimentos que consideraban saludables. ¿Cómo explicar esta situación? Cuando hay algo nuevo en nuestro contexto —por ejemplo, la aparición de una tecnología de uso cotidiano— hay partes primitivas de nuestro cerebro que evalúan si “la novedad” representa una amenaza o si es un aporte al bienestar y a la calidad de vida. Nuestra atención, resultante de los procesos cerebrales, es “diferencial”. Le prestamos atención a lo “diferente” y generamos pensamientos asociados a esa novedad. En efecto, las encuestas ya mencionadas indican que 8 de cada 10 personas afirman que podrían disminuir la frecuencia y/o el volumen de compra de productos que contengan sellos. No obstante, cuando los estímulos del contexto persisten sin afectarnos directamente —o bien ya aprendimos de ellos— nuestro cerebro deja de prestarles atención consciente e intencionalmente. Este funcionamiento demuestra, lamentablemente, que en el mundo del consumo existe la denominada “brecha intención-acción” (presente también en el rubro ecológico, en el que muchas personas señalan interés en productos sustentables y amigables con el ambiente, pero no tienden a comprarlos).
Esta distancia entre la intención y la acción es una de las desventajas que tiene nuestro sistema de etiquetado frontal por advertencias. Debido a la forma en que funciona nuestro cerebro (es decir, a la manera en que se desarrolla nuestra atención) los sellos en sí mismos van dejando de ser convocantes. No se trata de buscar “culpables” o de considerar que los sellos en sí mismos son “el problema”, sino de entender cómo las personas vamos administrando los estímulos que nos rodean. Entonces, ¿qué podríamos hacer para que los sellos para que no pierdan ímpetu? Siguiendo las propuestas de las Ciencias del Comportamiento, es necesario tomar en cuenta a los sellos frontales como un elemento más de un proceso amplio y a largo plazo relacionado con la transformación gradual de las personas hacia hábitos más saludables. Es decir, no tenemos que aspirar a que las personas cambien sus decisiones en el momento mismo de la compra por el simple hecho de ver uno o varios sellos en un envase. Es necesario entender que su incorporación debe formar parte de una educación saludable, que tienda a transformar de manera sustantiva los hábitos nutricionales. Los ámbitos educativos y los relacionados con la nutrición tienen mucho por aportar en este camino.

#QUIZ

¡En acción! Te invitamos a responder un breve quiz para que puedas autovalorar tu posición respecto a los temas presentados por los referentes. 

En tu organización:

  • ¿Se difundió información sobre la implementación del etiquetado frontal de alimentos?
  • En los eventos que incluyen catering, ¿se ofrecen alimentos saludables?
  • En comedores u otras instalaciones, ¿hay disponibilidad de opciones de alimentos saludables?
  • ¿Se realizan campañas de comunicación para promover la incorporación de hábitos saludables?
  • ¿Se promueve la educación sobre nutrición entre los colaboradores?

 

Mayoría de respuestas positivas:
La organización está comprometida con la salud y el bienestar de sus colaboradores y está tomando medidas para promover una alimentación saludable y la toma de decisiones informadas en cuanto a la elección de alimentos.

Mayoría de respuestas negativas:
El punto de partida es reconocer que hay margen para mejorar y luego tomar medidas concretas para promover una mayor conciencia y acción en torno a la nutrición y el etiquetado frontal de alimentos dentro de la organización. Esto puede tener beneficios tanto para la salud y el bienestar de los colaboradores como para la imagen pública de la organización.

 

#ESCRIBINOS

¿Qué acciones podría realizar tu organización para aprovechar los beneficios del etiquetado frontal y promover que sus colaboradores incorporen hábitos saludables?

Te invitamos a compartir tus aportes y ser parte de la conversación en nuestras redes sociales.

https://www.linkedin.com/company/itba-innovacion

¿Qué temas te gustaría que aborden las próximas ediciones del EI news?
Tus propuestas son valoradas.
escuelainnovacion@itba.edu.ar

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